miércoles, 4 de noviembre de 2015

Adiós a los 35




Ahí van, las gordas

corren su sistemática maratón de verano

las miro por el vidrio mientras la cerveza

apaga la sed del fracaso

yo también debería correr

levantar un pie hacia la sudorosa fe estival

pero no

Ellas caminan a la par del señuelo que persiguen

un mantra poderoso las anima

la silueta, el colesterol

la conquista de Marte o el fútil

aroma del celo

Lleno el vaso, recuerdo el último gesto

atlético que tuve

todo lo que quise degeneró en árbol enfermo

corrí los perros, la liebre

el hilo de un globo que se escapó

con viento en contra corrí, a favor

también, a veces, llegué

Hubo una bandera en la puerta

donde la gorda secaba su frente

y comía manzana

pero una superior existencia del hambre

la huella solar de una estrella muerta

vivía para la ansiedad de la falta

Como un hámster anduve, el rulo

del destino

también era verano y alcancé

las puertas de lo aborrecible

una ruda moría su suerte

y las gordas girábamos en el parque

la calesita del infierno

Vuelvo a dejar el vaso

vacío, sobre la mesa

adiós muchachas, saluden

a la que fui

aquí ya no hay nadie